lunes, 24 de abril de 2017

Lunas de miel solidarias: cuando “un pedacito de tu corazón se queda allí”

Rafa y Jhoany y Alba y Griselda tenían claro que no querían una luna de miel convencional. Querían viajar a algún país de África y no conocerlo “con gafas de turista”, sino a través del voluntariado. Son las dos primeras parejas que han celebrado su luna de miel en el orfanato de Kenia con el que colabora Tumaini. Ambas están de acuerdo: la experiencia les ha unido todavía más. Incluso después de meses, todavía se emocionan al recordarla.

La decisión no fue difícil de tomar. “No queríamos una luna de miel como las de siempre, queríamos una más especial relacionada con nuestras inquietudes y forma de ser”, explican Rafa y Jhoany. “Sabíamos que solo podíamos conocer la parte más humana de un lugar con un voluntanriado que nos permitiera vivir el día a día con gente del país, con su realidad”, afirman Alba y Griselda.

 Alba y Griselda con varios niños en Kenia al atardecer.

 

Historias difíciles de olvidar

Ambas parejas no coincidieron al mismo tiempo en el orfanato de Kenia, pero colaboraron con los pequeños realizando tareas similares: ayuda con los deberes, actividades culturales y deportivas, juegos, etc. Pronto encontraron historias difíciles de olvidar: “muchos de los niños y niñas eran huérfanos; otros estaban allí porque sus familias económicamente no podían permitirse otra cosa”, afirman Rafa y Jhoany.

A Alba y Griselda les impactó una historia en especial, la de Prisca. “Un día le preguntamos a un grupo de niñas qué querían ser de mayores. Una niña, Prisca, sin dudarlo respondió: "¡Neurocirujana!". Nos sorprendió que lo tuviera tan claro. Prisca fue nuestra guía, nuestra luz durante nuestra estancia. Por eso creímos que podría conseguir todo lo que se propusiera”.


Alba jugando al fútbol con los niños y niñas junto al orfanato.

La confianza con los peques fue creciendo con los días. “Al principio, la curiosidad y el desconocimiento de ambas partes nos hicieron ser cautas, pero los mismos peques nos animaron a participar de las rutinas y los juegos”, explican Alba y Griselda. Además, no hablar la misma lengua no fue un impedimento. “Pese a la barrera del idioma, nos hacíamos entender muy bien y disfrutamos mucho jugando con ellos”, dicen Rafa y Jhoany. 

“En los momentos de bajón, siempre nos animó la sonrisa de un niño o niña”, añaden Alba y Griselda. “Como la eterna sonrisa contagiosa de Brian, un peque de 4 años que un buen día, después de una semana de estancia, apareció en nuestras vidas y nos recargó de energía las baterías”.

Una de las sonrisas que captaron Rafa y Jhoany durante su luna de miel en Kenia.

Viaje solidario en pareja

En un viaje solidario, te acercas a una cultura muy diferente a la tuya, estás lejos de tus comodidades y de tu gente, y haces actividades que nunca te habías planteado realizar. “Un viaje así puede unirte o separarte del todo, y en nuestro caso nos unió más, si cabe”. Lo explican Alba y Griselda, pero Rafa y Jhoany están de acuerdo: “hay momentos buenos y otros malos, pero nos apoyábamos el uno en el otro. Fue muy bonito vivir una experiencia así al lado de tu pareja”, explican. “Además, los momentos divertidos los disfrutas mucho más si los compartes: un paseo por calles desconocidas, una misa muy diferente a la que estamos acostumbradas, los juegos y risas de los niños, la fauna y flora diferente…”, añaden Alba y Griselda.

¿En una luna de miel solidaria también hay espacio para momentos románticos? “Tumaini y el orfanato con el que colaboramos tuvieron el detalle de dejarnos una habitación solo para nosotros”, explican Rafa y Jhoany. “Uno de los momentos románticos que recordamos tenía lugar al final del día. Nos sentábamos en el patio para hablar y descansar. Poco a poco llegaban los niños y niñas a acompañarnos y siempre nos reíamos mucho”, añaden.

“En nuestro caso, al ser dos chicas, tuvimos que ocultar que estábamos de luna de miel, puesto que en Kenia las relaciones homosexuales son delito. Nosotras sabíamos a lo que íbamos, y aunque hubo momentos difíciles, tuvimos nuestros espacios de complicidad. La última mañana que estuvimos en el orfanato, por ejemplo, nos levantamos muy pronto para disfrutar del amanecer, y así compartir un momento romántico las dos solas”.

Alba dando una clase a los peques del orfanato de Kenia

 

Anécdotas que siempre vuelven

A Rafa y Jhoany, su luna de miel solidaria les ha cambiado la vida: “hemos cambiado nuestra forma de ser y de pensar, ahora participamos en más actividades de voluntariado y recordamos muchas veces el viaje. ¡Cada dos por tres hablamos de anécdotas que vivimos!”.

“Nosotras tardamos 3 meses en ver todas las fotos del viaje. Fue una experiencia tan intensa que nos tuvo bloqueadas, intentando asimilar lo que habíamos vivido”, explican Alba y Griselda. “Después de medio año, tenemos muy presente aún el viaje. Cuando pensamos o hablamos de ello nos emocionamos. Parece que no haya pasado el tiempo y que aún sigamos ahí”, añaden.

Niños y niñas en la clase durante la luna de miel solidaria de Rafa y Jhoany.

Y es que, cuando haces un viaje solidario, “un pedacito del corazón se queda ahí”. Alba y Griselda lo tienen claro: “es inevitable pensar en los niños, preocuparte por ellos, forman parte de nuestros pensamientos y deseos muy a menudo. Un viaje como este te permite poner cara y nombre a situaciones que vemos en las noticias. Ahora escuchar hablar de África es escuchar hablar de Prisca, Brian, Munene, Brinah, Felistas, Sarah…”, explican.

Por su parte, Rafa y Johany ya están pensando volver a hacer un viaje solidario. “Ya hemos hablado varias veces de repetir, nos llama la atención el viaje a Bolivia para cuidar fauna rescatada”.

¡Estaremos encantadas de que repitáis y animamos a todas las parejas que estén pensando en hacer una luna de miel diferente a celebrarla “con gafas solidarias”!

Rafa y Jhoany viajaron a Kenia en septiembre de 2015. Alba y Griselda, en septiembre de 2016.
Post de Vanesa Sánchez, comunicación Tumaini

martes, 11 de abril de 2017

5 planes para vivir la aventura solidaria de tu vida

¿Todavía no tienes plan para este verano? ¿Este año te apetece vivir una experiencia diferente?¿Te gustaría conocer un país como Kenia, India o Perú de cerca y colaborar con una ONG local? ¡Te proponemos 5 planes en 3 continentes diferentes para que este verano vivas una aventura de 10!


Un viaje… ¿qué?

Un viaje solidario es una experiencia única donde una persona conoce no solo los atractivos turísticos de un país, sino también proyectos que trabajan por mejorar su realidad más cercana. Las y los viajeros dedican unas horas al día a colaborar con los proyectos con tareas como: clases de apoyo escolar, talleres artísticos, cuidado de animales, agricultura orgánica, etc. Además, suelen convivir con otras personas voluntarias que un día decidieron coger la maleta y hacer su pequeña contribución para cambiar el mundo.

Te proponemos 5 viajes en 3 continentes diferentes para que vivas el verano solidario de tu vida:

1. Tailandia: convive con los mamíferos más grandes del mundo

Imagínate despertar, mirar a tu alrededor y no ver ni rastro de civilización. Solo vegetación y elefantes y búfalos paseando tranquilamente. No es un sueño: es la increíble sensación de tranquilidad que transmite el santuario de elefantes de Chiang Mai, en Tailandia.

Este proyecto acoge a elefantes asiáticos, considerados en peligro de extinción. El objetivo del refugio es rehabilitar a estos animales para que algún día puedan volver a su hábitat natural. Las personas voluntarias preparan las comidas para los elefantes, pasean con ellos y les ayudan a bañarse.

  • ¿Cuándo? El centro está abierto todo el año. Tú eliges las fechas. El periodo mínimo de colaboración es 1 semana.
  • ¿Dónde? Chiang Mai.
  • ¿Cuánto? 540 € aprox. por 2 semanas.
  • Más info: aquí.

2 Perú: talleres artísticos en el Valle Sagrado

En este viaje descubrirás la riqueza natural y cultural de Perú, pero también conocerás de cerca la belleza y sabiduría de sus gentes. El proyecto ofrece actividades educativas a pequeños con pocos recursos. Cada día, más de cincuenta niños y niñas se acercan para participar en talleres artísticos o en busca de ayuda para hacer sus deberes.

Las personas voluntarias viven en pleno Valle Sagrado, en los Andes peruanos, un lugar compuesto por numerosos ríos que descienden por quebradas y pequeños valles. Además, muy cerca se encuentran yacimientos arqueológicos increíbles como el Machu Picchu.
  • ¿Cuándo? El centro está abierto todo el año. Tú eliges las fechas. El periodo mínimo de colaboración son 2 semanas.
  • ¿Dónde? Cusco y Lamay.
  • ¿Cuánto? Entre 330 y 415€ aprox. por 2 semanas.
  • Más info: aquí.

3 India: vive en el corazón de la cultura tibetana

En este viaje vivirás en la recóndita y pintoresca ciudad de McLeod Ganj, al norte de India. Se trata del lugar que da refugio al Dalai Lama y donde viven miles de refugiados tibetanos. El objetivo de este viaje es que conozcas de cerca la cultura tibetana y la situación de los refugiados tibetanos en India.

Durante tu estancia colaborarás en un proyecto que ofrece actividades educativas a 255 estudiantes tibetanos. En concreto, podrás darles clases de idiomas (inglés, francés y alemán), talleres profesionales (preparación de CV, artesanía, etc.) y talleres de educación sanitaria.
  • ¿Cuándo? El centro está abierto todo el año. Tú eliges las fechas. El periodo mínimo de colaboración son 2 semanas.
  • ¿Dónde? McLeod Ganj, India.
  • ¿Cuánto? 340 € aprox por 2 semanas.
  • Más info: aquí.

4 Kenia: ayuda a niñas a soñar con un futuro mejor

A pesar de que transmiten alegría a raudales, las niñas del centro formativo de Ngong, en Kenia, tienen terribles historias a sus espaldas: matrimonios forzados, orfandad, abusos sexuales, etc. El proyecto con el que colaborarás les ofrece un hogar seguro y educación para que puedan soñar con un futuro mejor.

En el proyecto, las y los voluntarios conviven en un entorno verde y rodeado de montañas, en pleno valle del Rift. Las tareas que realizan son: cuidar a las niñas más pequeñas; ayudar a organizar el desayuno, almuerzo y cena; refuerzo escolar; talleres artísticos, etc. ¡Pasear en el rojizo atardecer keniata junto a las alegres voces de las niñas cantando es una experiencia que no olvidarás!
  • ¿Cuándo? El centro está abierto todo el año. Tú eliges las fechas. El periodo mínimo de colaboración son 2 semanas.
  • ¿Dónde? Ngong Hills, aproximadamente a una hora en coche desde Nairobi.
  • ¿Cuánto? 510 € aprox. por 2 semanas.
  • Más info: aquí.

5 Cuida a animales silvestres en Bolivia

¿Te imaginas despertarte con el sonido de los monos aulladores en plena selva amazónica? ¿Convivir con aves tropicales, felinos y osos andinos?

Si eres un amante de la naturaleza: este es tu viaje. Vivirás y colaborarás en un centro que rescata a animales silvestres víctimas del maltrato y tráfico ilegal. El proyecto acoge a estos animales y les asegura la mejor calidad de vida posible. Y lo hace gracias a voluntarios y voluntarias como tú.
  • ¿Cuándo? El centro está abierto todo el año. Tú eliges las fechas. El periodo mínimo de colaboración son 2 semanas.
  • ¿Dónde? En diferentes localizaciones de la selva boliviana.
  • ¿Cuánto? Entre 460 y 560 € aprox por 2 semanas.
  • Más info: aquí.

miércoles, 5 de abril de 2017

“He aprendido lo que quiero hacer en mi vida: ¡viajar ayudando a los demás!"

Joan Martínez tiene 22 años, es de Badalona y es técnico en radioterapia. Siempre había soñado con viajar de forma solidaria, pero no lo había hecho por temor a no poder comunicarse en inglés. Hace un mes, dejó de lado sus miedos y viajó a Tailandia para colaborar con un santuario de elefantes protegidos. “La sensación de tranquilidad que transmite ese lugar es indescriptible”, nos cuenta.

¿Por qué elegiste hacer un viaje solidario a Tailandia?

Mis ganas de hacer algún voluntariado empezaron a principios de 2016, con la crisis de personas refugiadas. Sentí que quería ayudar. ¿El problema? No me sentía cómodo con mi nivel de inglés. Pensaba que sin un nivel adecuado de inglés no podría ayudar. Pero llegó el momento de frenar ese miedo y hacer lo que realmente quería. Empecé a buscar voluntariados por Internet hasta que encontré el “Viaje Solidario en Tailandia con Elefantes” que ofrece Tumaini. Sin pensarlo, reservé mi plaza. Siempre he sido amante de la naturaleza y de los animales, y Tailandia estaba en mi lista de países que ver antes de morir.                  

¿Cómo fue la llegada al proyecto?

Llegué al santuario de elefantes con una mezcla de nervios: ¡era la primera vez que viajaba solo! Además, tenía muchas ganas de verlo todo y de conocer a los animales y personas que convivían en el parque. Me asombró la belleza del lugar: construcciones de madera rodeadas de vegetación, montañas y naturaleza. Además, ¡había cientos de animales correteando por allí! Era como estar en una película de “Jurassic Park” pero cambiando los dinosaurios por elefantes, perros, gatos y búfalos.



¿Cómo ha sido tu relación con los elefantes?

Muy buena, aunque solo podíamos acercarnos a ciertos elefantes cuando nos lo permitían, como es lógico. A pesar de estar acostumbrados a las personas, no dejan de ser animales salvajes. Me parece adecuado, ya que el objetivo del refugio es rehabilitar a estos animales para que algún día puedan volver a su hábitat natural. Si acostumbras a estos elefantes al contacto con las personas, será un proceso más costoso. En el proyecto ves a los elefantes prácticamente a diario a lo largo de las dos semanas, por lo que acabas cogiéndoles cariño.

¿Qué sabes ahora de Tailandia que no sabías antes de tu viaje?

He aprendido algunas costumbres y algunas palabras básicas. Además, he conocido su gastronomía, ¡que es deliciosa! En cuanto a los elefantes, he convivido con ellos, así que conozco algunos de sus hábitos diarios. Además, me he concienciado sobre el turismo con animales y sus consecuencias. Es algo que todos deberíamos saber y voy a hacer máxima difusión a través de mis redes sociales y de mis conocidos.

¿Cómo era el ambiente en el proyecto?

Me preocupaba el tema del idioma, pero mi miedo resultó ser una tontería y me pude comunicar en inglés sin problemas. Conocí a dos grupos de voluntarios distintos y el ambiente fue genial con ambos. La relación con el grupo de la primera semana fue más próxima hasta tal punto que a día de hoy puedo llamar amigos a algunos de ellos. Además tuve la suerte de coincidir durante las dos semanas con dos chicas que también iban solas y congeniamos muy bien.


En la foto: grupo de voluntarios de la primera semana




*En la foto: grupo de voluntarios de la segunda semana

Con el resto de personal del proyecto todo genial, ya que son muy amables y divertidos y te ayudan en todo lo que pueden.

¿Cómo llevaste vivir en el santuario, rodeado de naturaleza?

Nunca había tenido la oportunidad de vivir rodeado de naturaleza durante tanto tiempo y no sabía cómo lo iba a llevar. Pero desde el primer día el lugar me encantó. No solo el paisaje sino también el estar rodeado de animales y de personas increíbles. Creo que todo el mundo debería, al menos una vez en su vida, vivir esta experiencia. Porque la sensación de tranquilidad que te da un lugar así es indescriptible. Me encantaba levantarme y que alguno de los perros te diera los buenos días de camino al desayuno. ¡Lo echo de menos! Por no hablar de desayunar viendo pasar a los elefantes en un paisaje increíble.



¿Qué tal ha sido la vuelta? 

Algo cansada y larga, ya que tuve una escala en Pekín de 20 horas. ¡Lo bueno es que aproveché para ver parte de la Muralla China. Ya en Badalona, se echa de menos el paisaje y la tranquilidad del proyecto. ¡El primer día en casa ya me agobié por las prisas que hay aquí por cualquier cosa! Tengo clara una cosa: en un futuro volveré a este increíble lugar y, con suerte, con algunos de los compañeros con los que compartí esta experiencia.

¿Te ha cambiado en algo la vida este viaje?

¡Sí! Me ha abierto los ojos aspectos como el maltrato animal y en el cuidado que se merecen animales como los elefantes. Además, he mejorado mi inglés, mi fotografía y he aprendido a viajar solo. Además, he aprendido que lo que realmente quiero hacer en mi vida es viajar ayudando a los demás.


Joan viajó a Tailandia en marzo de 2017